Una de las armas favoritas son los barcos. Desde que hay registro escrito los hombres nos hemos subido a barcos para matar otros hombres.
Desde el Siglo VII A.C. hasta el siglo XVI D.C. los barcos
de guerra fueron movidos a remo.
Reconstrucción de birreme
Por ejemplo, en Roma, se usó el trirreme con 170 remeros,
tres filas de remeros, una eslora (longitud) de 35 mts, y 3,5 m de manga
(ancho).
En Lepanto se usaban galeras, y fue el último combate importante
donde se usaron barcos de remo. ¿Recuerdan al manco de Lepanto? Bueno, estaba en uno estos combatiendo a los Otomanos.
Galera
Un destino
muy probable de prisioneros de guerra, de presos comunes o de esclavos era como
remeros. La vida de un remero era brutal y breve.
Todo para
lograr velocidades del orden de 12 a 15 nudos (unos 22 a 27 km/h) durante
cortos períodos.
La mayoría
de los barcos de guerra también tenían velas. Por lo que nos podemos preguntar
para qué tenían remeros.
Impulsados a
vela, los barcos de la época solamente podían alcanzar velocidades de 4 a 6
nudos (7 a 11 km/h) y por eso los remeros se usaban para la operación de
combate.
Calculen los
costos de alimento, y la poca carga útil con toda esa tripulación de remeros.
Por ejemplo, un Trirreme transportaba unas doscientas veinte personas, o sea, los
remeros y cincuenta personas adicionales entre guerreros y tripulantes.
Los barcos
de guerra eran principalmente un medio de transporte de guerreros y sus
pertrechos, por lo que el tener poca carga útil era una importante desventaja.
A fines del Siglo
XV, la popularización de los cañones, en cantidad y poder crecientes, hizo que los
barcos pasaran a ser un transporte de cañones principalmente y con cada vez
menos espacio para los remeros. Las velas tomaron su lugar.
La
diferencia de performance estuvo en la disposición, y el diseño de las velas,
el casco y la quilla.
Esta forma
de propulsión llegó a su cenit entre los siglos XVII y XVIII.
En su apogeo
los barcos de vela cruzaban el Atlántico a 15 nudos de velocidad promedio.
El magnífico
Cutty Sark, dedicado al comercio del té y botado en 1870, fue uno de los
últimos clippers.
Ya en el Siglo XVIII las máquinas a vapor y (en el XX) los motores
de explosión dejaron estas tecnologías atrás.
Pero hay algo particular con los barcos de remo comparados
con los barcos a vela. Los barcos de vela del Siglo XVII eran constructivamente
muy parecidos a los barcos del Siglo XVI a remo. La tecnología del vapor, por
el contrario, ya exige mucho mayor conocimiento de física, desarrollo de
materiales y técnicas constructivas.
Claro que la elección de remeros no era solamente por ser el
arma conocida. En realidad los remeros también eran una manera de control
social y de justificación de guerras para toma de prisioneros. Pero todos estos
nobles fines podrían haberse logrado de otros medios, como se hizo más
adelante.
En total, usamos durante unos 23 siglos barcos de guerra a
remo. Esos mismos que en unos pocos años pasaron a ser una antigualla inútil.
Aparece Nash
A mediados del siglo XX se desarrolló la teoría de los
juegos, donde se estudian las estrategias de jugadores. Uno de sus creadores fue
John Nash.
Algunos juegos tienen estrategias dominantes. Así se denominan
aquellas en las que existe un par de estrategias (para los jugadores A y B) que
es óptima para A en todas las elecciones de B, y viceversa para B.
Otros juegos tienen otras estrategias de equilibrio. El
equilibrio de Nash es una situación en la que existen un par de estrategias
(para los jugadores A y B) donde hay una óptima para A dada la de B y una optima
para B, dada la de A.
El equilibrio de Nash se diferencia del equilibrio de las
estrategias dominantes en que en estas se exige que la estrategia de A sea
óptima para todas las elecciones de B, y viceversa. El equilibrio de Nash es
menos restrictivo que el equilibrio de estrategias óptimas. Un juego puede
tener más de un equilibrio de Nash.
Existen juegos en los no existe un equilibrio de Nash.
Dilema del prisionero
Este juego tiene estrategias de Nash: Dos sospechosos de un
crimen son puestos en celdas separadas. Si ambos confiesan, cada uno será
sentenciado a tres años de prisión. Si sólo uno confiesa, el que confiese será
liberado y usado como testigo contra el otro, quien recibirá una pena de diez
años. Si ninguno confiesa, ambos serán condenados por un cargo menor y tendrán
que cumplir una pena de sólo un año de prisión. Este juego puede ser
representado por una matriz 2x2:
|
Jugador B |
||
Confiesa |
No confiesa |
||
Jugador A |
Confiesa |
(3,3) |
(10,0) |
No confiesa |
(0,10) |
(1,1) |
Veamos cuál es la estrategia óptima para cada sospechoso. Si
B confiesa, A preferirá confesar, ya que si confiesa obtendrá una pena de 3
años, y si no confiesa obtendrá una pena de 10 años. Si B no confiesa, A
preferirá confesar, ya que de este modo será liberado, y si no confesara
obtendrá una pena de un año. Entonces, A va a confesar, independientemente de
lo que haga B. Análogamente, B también va a confesar independientemente de lo
que haga A. Es decir, ambos sospechosos van a confesar y obtener entonces una
pena de tres años de prisión cada uno. Este es el equilibrio del juego, que es
ineficiente en el sentido de Pareto, ya que se podría reducir la condena de
ambos si ninguno confesara.
Este es un ejemplo clásico de las situaciones en la que los
equilibrios competitivos pueden llevar a resultados ineficientes.
El dilema del prisionero ilustra la situación que se
presenta en los cárteles. En un cártel, las empresas coalicionan (hacen un
acuerdo) para reducir su producción y así poder aumentar el precio. Sin embargo,
cada empresa tiene incentivos para producir más de lo que fijaba el acuerdo y
de este modo obtener mayores beneficios. Sin embargo, si cada una de las firmas
hace lo mismo, el precio va a disminuir, lo que resultará en menores beneficios
para cada una de las firmas. La misma estructura de interacciones caracteriza
el problema de la provisión de bienes públicos (problema del free rider), y del
pago voluntario de impuestos.
Y las velas
En cualquier momento de la historia entre el Siglo VII AC y
el Siglo XV DC se pudo haber creado un barco de guerra movido exclusivamente a
velas. De hecho, los barcos chinos de combate eran movidos a vela, pero estos
no cuentan por que el mar de China está muy lejos del Mediterráneo y del
Atlántico.
De haberse hecho esto, se podría haber contado con un arma
de guerra más efectiva y que hubiera tenido menor costo en materiales y vidas
humanas.
Pero como los adversarios usaban remeros, todos los que
planeaban una guerra por mar salían a armar su propio barquito movido ¡a remo!.
Esto es un equilibrio de Nash producido por la desconfianza en los cambios, un
tributo a la mentalidad escolástica.
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