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sábado, 23 de octubre de 2010

En la calle no hay nada

Leia en un articulo de Rosendo Fraga Desde 1983 es claro que cuando en Argentina un gobierno pierde el control de la calle, pierde el poder. Sucedió con Alfonsín, De la Rúa, Rodríguez Saá y Duhalde, en situaciones diferentes. Hoy Moyano es una alianza clave para controlar la calle. El problema es que ahora, esa misma capacidad es la que ha producido una crisis política con costo para el Gobierno.

No es cierto, es errado. Y nos lleva a conclusiones aún peores.

A Alfonsín le hizo perder el poder la apuesta de adelantar las elecciones. Una vez perdidas, era un pato rengo adelantado, donde lo único que podía hacer era pasarle el bastón al ganador. Antes de esto tuvo varios episodios de “perder la calle”, sin mayores contratiempos, salvo que cada uno reflejaba que se le iba esmerilando el poder.

A De la Rúa, le hizo perder el poder la negativa del FMI a extenderle dinero. Un grupo de barones del conurbano mandando a los marginales a hacer lío a la plaza, usando a la policía de la provincia como incendiaria, añadió muertos y dramatismo. Pero si no hubiera estado cierta parte del establishment convencido de que se podía hacer la gran Remes Lenicov, que finalmente se hizo (¿se acuerdan de De Mendiguren hablando por TV del daño que producían que entraran latas de tomate de Malasia?) hubiera seguido un buen tiempo.

A Rodríguez Saa lo hizo caer el hecho de que no podía pararse. Su relato de que lo gobernadores que lo habían elegido no fueron a Chapadmalal a una reunión por él solicitada es ilustrativa de la clase de poder que gozaba. No resistía ni un problema de agenda.
Decir que lo hicieron caer unos cacerolazos o unas asambleas barriales es ignorar el hecho de que esos “agentes sociales de cambio” se esfumaron inmediatamente, entregando todo su supuesto poder a cambio de nada.

A Duhalde no lo hizo caer nadie. Era evidente que no podía llevar adelante el país que había pedido gobernar. Una vez hecha mal y pronto la salida de la convertibilidad, se había terminado su ciclo. Elijió irse sn que lo echen, quizas planeando volver sin que lo llamen.
“Piloto de tormentas por él creadas”, como lo llama Asís, era evidente que no era el líder querido por el pueblo. Ni ganaría una elección, ni sería más querido en el futuro. ¿Recuerdan cómo fue que terminó eligiendo a N. Kirchner?. Luego de que uno tras otro los elegibles declinaran el presente griego, terminó ofreciendo el fardo al ignoto gobernador de una provincia chica y alejada. No es esta la imagen de un gobernante que nombra a su sucesor.
El episodio de Kostecki y Santillán, inútil y fuera de cuadro, tan sólo mostró que “la mejor policía” podía volver a darle los disgustos que le dio con Cabezas. Pero los resultados de su gira por Europa fueron francamente destituyentes.

Esta arbitraria pasada por la historia reciente fue solamente para recordar que el poder no está en las calles. Por mucho que la toma de bastilla sea el mito fundacional de ciertos grupos políticos, ningún político con aspiraciones reales o agente de poder espera nada ni confía en la turba vocinglera.

La lucha, mis queridos amigos, no consiste en la toma de sitios. De ningún sitio, ni la Plaza de Mayo, ni la tumba de Perón en San Vicente, ni del costado del General sosteniendo el paraguas.

7 comentarios:

  1. Tal cual. Pero los grupos que controlan la calle, sin son afines, hacen la parodia de la adhesión popular. Los hasta cien mil tipos que concurren a los estadios, esas cosas. Se aferran a ellos como efecto demostración o como para tapar la realidad.

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  2. Me sacó Rosendo (su nombre de pila ha usurpado a la persona). Que los barras brava piensen que lo de ellos no es completamente inútil, me parece comprensible.

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  3. Es verdad, el poder no está en la calle. Cada vez menos, diría yo, pero cada vez se proclama más alto que ahí radica.

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  4. Me gusta tu conclusión de que "la lucha no consiste en la toma de sitios", en efecto, lo que define a la Revolución Francesa no es la toma de la Bastilla, pero sí es su 'logo', su emblema, como emblemas son la caída 'física' del muro de Berlín, etc.

    En cualquier caso, y sin ingenuidades, la lucha 'debe' estar 'también' en la calle, aunque solo sea porque la política es demasiado importante para dejarla en manos de los profesionales de la política, que ya sabemos lo que dan de sí.

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  5. Miroslav, Lansky,

    El hecho que dos personas que viven a miles de kilómetros les interese comentar en este post ilustra nuevamente que el territorio ha perdido importancia. El único lugar de poder que vale es en el afecto del pueblo. Nada se resiste al zapping y todos los violentos quedan en una pantalla gritona que nadie ve ni escucha.

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  6. Si Lansky, gracias por tu pregunta.
    Me entristece el dolor que tienen los Kirchner, y el de todos los que en este momento van a rendir su homenaje.
    Es una crisis para Argentina. Ojalá que las cosas se encarrilen bien.

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