El universo acelerándose

Cuando era niño, mis maestras me contaban de un universo que transcurría impasible.

Modelo de la inmovilidad majestuosa de Dios, y prueba de su inabarcable sabiduría. Lo que es siempre será, hasta el fin de los tiempos, ¡Cuando llegue la parusía!, decía la profesora de catequesis. Nos subimos  a los hombros de Kepler, y nos sentamos a ver girar los planetas.

Mas tarde me contaron del Big Bang. Las observaciones de Hubble (el astrónomo)  hicieron evidente que el universo se expandía. No era muy aventurado imaginar un comienzo, un momento y lugar donde todo se concentraba en un punto. A partir de él, lo que es, el espacio-tiempo, se había creado.

Lo que no era evidente aún era que pasaría más adelante ¿Seguiría el universo expandiéndose hasta que todo se enfriara sin remedio o, llegado a un cierto punto, pegaría la vuelta? Si eso ocurriera ¿Qué pasaría con el segundo principio de la termodinámica?.

Las nuevas observaciones del Hubble (el observatorio orbitando) llevan a pensar a los astrónomos que la huída de las galaxias hacia los confines del universo se está acelerando.

Como nos recuerda Atahualpa, mirar a las estrellas trae algunos problemas. Y tener que revisar cada tanto el concepto del universo es uno de ellos.

Hasta donde he pispeado, no hay explicación aceptada a esta aceleración, aunque hay varias explicaciones candidatas. Muchas de ellas significan cambios profundos en la cosmovisión, y hasta el Big Bang está en duda en algunas teorías.

Las ideas que habitan este espacio-tiempo, y a este barrio, no han cesado de cambiar. Y probablemente lo seguirán haciendo.

Es locura aferrarnos a cuatro o cinco conceptos como si fueran tesoros. Todo puede ser distinto, ya que nada es como era.