Hace algunos años, en una reunión, un judío creyente y racionalista me explicaba que la prohibición de comer jamón era una buena cosa, porque “como estarás de acuerdo,… el chancho hace mal”.
Todavía me acuerdo de mi sorpresa de que alguien imaginara que yo creía eso.
Todo el tiempo creemos saber lo que le vendría bien a mucha gente. A algunos les sugerimos que no coman algo, a otros que dejen de tomar, que se callen o que dejen de escribir en blogs…
Las madres que me leen añadirán, “y bueno, si no me ocupo, se me muere el nene…”
Hace unos 80 ó 90 años a la cultura occidental, empezando en EE.UU., le pareció una buena idea prohibir la venta de ciertas sustancias.
Estas sustancias tienen la característica común de ser más o menos adictivas. Además, si bien muchas eran viejas como el hombre, en los últimos 100 años habían entrado en la farmacopea y el mercado de medicamentos, por lo que habían tenido una difusión importante. Todas tenían efecto sobre la percepción y los estados de ánimo.
La categoría creada fue “droga”, desprendida ya del concepto de droga usado en farmacopea, química y medicina, porque tenía una connotación de mala.
La prohibición de sustancias por impuras tiene carta de ciudadanía en muchas culturas, generalmente asociadas a una religión. Es una novedad del siglo XX la prohibición de sustancias por razones médicas, por dañinas.
El consenso social de las conductas consideradas aceptables varía. Hoy, entre nosotros, nos parece inaceptable que los padres elijan la pareja de su hijo o le impidan ejercer una profesión lícita. Hasta ayer nomás, había señores que opinaban que no podíamos elegir a nuestros gobernantes.
Digamos de una vez que el consumir una sustancia, ya sea ocasional o habitualmente es propio de la esfera personal. Personalísimo, tal como elegir su religión, o el lenguaje que uno habla.
Si alguno se molesta por esas comparaciones porque consumir sustancias es dañino, mientras que una religión no lo es, les recuerdo que toda religión es vista por los creyentes de otra religión como equivocados. Para muchos creyentes los herejes son merecedores de eterna condenación, lo que es mucho peor que la muerte.
Sin dudas se deben establecer limitaciones para menores, para los que conducen, o manejan elementos peligrosos y otros pero, para adultos en pleno uso de facultades o sin esas restricciones, el consumir cualquier sustancia sigue siendo su prerrogativa.
En la opinión de muchas personas que ese derecho es así, pero acuerdan que establecer la legalidad de su comercio es inconveniente. Acá se establece una distinción, ya que no es un caso de derechos avasallados el que tratamos.
En este caso me parece que sería mas conveniente permitir el comercio con las mismas limitaciones con las que permitimos el comercio de bebidas alcohólicas, tabaco, pez fugi, etc. Con un comercio regulado, con propaganda severamente restringida o prohibida, con altos impuestos para elevar su precio, y limitaciones en la compra.
Hay experiencia de empresas privadas vendiendo estas sustancias a las que se las puede controlar pero, si se prefiere el paternal cuidado del estado, podría ser una empresa estatal. Publico o privado entonces, dependiendo de la cultura del país, y del tiempo histórico.
Creo que la prohibición de ejercer este comercio lícitamente no ha impedido su consumo, pero lo ha vuelto mucho más caro. El resultado puede ser un menor consumo global, pero una mucho peor calidad, contaminado con sustancias a veces mas adictivas o dañinas.
A propósito, el paco, así como el opio en la China del siglo XIX tienen en su composición una sustancia activa (cocaína, opio refinado) y contaminantes que las vuelven más adictivas y más destructivas para el sistema nervioso central.
Otro efecto indeseado son las dosis no controladas. Las muertes por sobredosis suelen deberse a que lo consumido fue en mayor cantidad de lo que creía el consumidor.
En los tiempos modernos, el comercio de sustancias ilegales supone dejar en manos de organizaciones ilegales la fabricación, distribución, y venta de una sustancia con mucho margen de ganancia. Eso permite que dichas organizaciones adquieran un poder que no tendrían de no ser esta actividad prohibida.
Si esta actividad se legalizara, los miembros de las organizaciones ilegales no se volverán buenos, pero tendrían mucho menos dinero para ejercer sus delitos.
Todos hemos visto los llamados desgarrados de los parientes de drogadictos a poner fin a ese flagelo. Pero, como las señores de las ligas de templanza en la América puritana pudieron ver, la prohibición del comercio de alcohol no volvió sobrios a sus parientes borrachos. Los volvió cómplices de una actividad ilegal.
Finalmente, el consenso mundial de las naciones es permitir el consumo personal, pero prohibir el comercio. Es mi opinión que cualquier país permitiendo el comercio tendría el efecto que tuvo sobre la cortina de hierro la apertura de la misma entre Hungría y Austria: En unos meses había desaparecido.
el mejor argumento es que las mafias no se iban a quedar sin negocio. El objeto de lo mafioso es contingente. El negocio no. El negocio seguirà.
ResponderEliminarIgual lo que hace mal del paco no es tanto el principio activo (vos sabes que se hace con lo que queda del residuo de sacar cocaina, con el requecho) sino las porquerias que le adicionan.
(virulana, por ej) y todas esas porquerias te van a los pulmones.
el tema es tan complejo, tan complejo, que con la legalizacion no basta. Eso seguro. Beso y a ver cuando nos fumamos un porrito.
Justamente porque es complejo separo el consumo del comercio,. Sobre lo primero, no encuentro argumentos válidos para la prohibición. Y con un montón de limitaciones, (no hacerlo en público, etc…) la ley argentina está de acuerdo.
ResponderEliminarYendo a lo segundo, estoy con usted que las organizaciones criminales patalearán, y armarán un gran lío. Y que seguramente encontrarán otros negocios.
No se van a volver buenos, pero su gran poder de fuego y de convocatoria se verán severamente disminuídos.
¿Que hacemos con los que son adictos? Como hasta ahora, seguirán dolorosamente jodidos. Todos los que han fumado tabaco saben que aún un vicio “light” y socialmente aceptado es muy dificil de dejar.
Y sería muy bueno que el dinero usado ahora en el forzar el cumplimiento de la ley y en el castigo a los delincuentes, así como el futuro dinero que se pueda recaudar en el negocio, se dedique a la rehabilitación y calificación de adictos
Gracias por la invitación, dejé de fumar. El beso lo retribuyo con abrazo.
ResponderEliminarAh, pero si eres carnotista!! Te devuelvo la visita... No tienes demasiado acento xD (sólo vi "chanchos" pero me parece que es un termino de toda latinoamerica) aunque por los blogs que tienes el el blogroll me imagino que eres argentino.
ResponderEliminarHace unos días en España se abrió el debate por unas declaraciones que el expresidente de España Felipe Gonzalez dijo en Mexico. Es evidente que en países como México donde el narcotráfico ha alcanzado a corromper casi todos los estamentos se deberían intentar adoptar medidas más drásticas.
Respecto el resto del mundo, hay quizás demasiado miedo y mucha hipocresía disfrazada de moralidad. Pero quizás poco a poco si que se podrían ir abriendo caminos y sensibilidad pública.
Quizás deberían de comenzar por legalizar el cannabis. En España es bastante fácil de conseguir y lo único que consiguen las mafias es que este vaya mucho más adulterado y cueste mucho más caro.
No creo que por legalizarlo fuese a ocurrir una hecatombe. Y los posibles riesgos para la salud ya los conocemos. Bueno, Holanda lo permite y tampoco les va tan mal.
Bueh, un saludo y gracias por tu comment.
Gracias por pasar, Vigo.
ResponderEliminarRespecto al "combate" al consumo de sustancias prohibidas, ahora es evidente que el problema es el combate absurdo entre traficantes y autoridades antidrogas. Combate de mentiritas, ya que todos se necesitan, en un rico ecosistema.
¡Drenemos la charca, y se acaba el mosquito!
Viste cómo son los acentos, se te pegan y se te enchastran, a Dios gracias.
Hola chofer... un tema que siempre me preocupó de la prohibición es la falta de control estatal de calidad y sanidad (SENASA para la marihuana, ANMAT para químicos). Principalmente porque el principal riesgo para la salud de fumarse un porro no son los componentes del cannabis, sino las sustancias amoniacas disimuladoras de olor que les tiran para pasar la frontera paraguaya...
ResponderEliminarGracias por pasar El de adentro. Y sabrá, sin duda, que el opio berreta potenciado por sus sustancias contaminantes fue una de las causas de la guerra del opio China/GB.
ResponderEliminar¿No es notable como se repiten las historias? Dicen que es solamente que los historiadores se repiten unos a otros.