Son varios
los que desde mi desean
hablar, expresar, comunicarse.
Cierto es que, de esa manada,
algún lobo viejo manda,
por un rato.
Digamos, señores astrofísicos,
que este planeta tiene un mar
y tiene setenta lunas mayores
e incontables pedruzcos.
El efecto de las mareas es incalculable.
Quien les habla, un lobo taciturno,
ha renunciado a la armonía.
Le alcanza con declarar:
que toda posibilidad será,
que algunos imposibles ocurrirán,
que la ilusión de permanencia
será renovada sin descanso.
La capacidad de decir esto y lo contrario,
lo frío pero también los quantum,
los sueños y la ciega vigilia
de ojos abiertos.
Quiera Dios no hagamos mucho daño.
Publico esto en este post viejo, porque merece un comentario. Lo cierto siempre es bello. Pero renunciar a la armonía es renunciar a la propia naturaleza. Es la unica mentira que encontre.
ResponderEliminarOrlando, este poema era una especie de manifiesto. Declaración de principios, si prefiere.
ResponderEliminarMe alegro que le haya gustado como para dejar un comentario.
No tengo de la armonía esa imagen platónica y serena. Armonia es como cuando una orquesta completa toca una nota, impresionante, pero dificilmente lo que dice el lobo taciturno.
Que no le preocupe la ausencia de verdad, yo les digo licencias poéticas.